La Virgen nos demostró
cuanto nos ama a sus hijos,
cuando bajando del cielo
en su imagen quedan fijos.
Su rostro, sus manos, su vida
tomaron la imagen bendita,
para mudarse del sitio
donde se quemó la ermita.
Y así pienso yo que hace
el día en el que la honramos,
sacándola en procesión
y orando con los hermanos.
No mires que es una imagen
la que en tu pueblo pasea,
sino la madre del Cielo
que estar contigo desea.
Y camina despacio
rezando por tus pesares,
sabiendo que está a tu lado
quien te quitará los males.
María Jesús Alcázar