El campo de Villarejo de Salvanés llevará siempre en su historia la huella de Norberto Pérez Prudencio: en la construcción de los caminos, en los límites de las fincas, en pozos, en chozos, en la organización de olivares o viñas. La intervención de aquel hombre fue fundamental para construir la estructura, y la identidad del término de Villarejo de Salvanés.
Del equipo de guardas, Norberto era el "Mayor", el jefe de la cuadrilla, una verdadera autoridad en el pueblo, al nivel de un alcalde. Una autoridad que llegó a ser tal a base de estudiar el oficio sobre el terreno quemándose al sol, y sobre planos y documentos en largas noches en casa, hasta conseguir un conocimiento exquisito de su trabajo.
Y es que no había piedra en los caminos, frutos en los árboles o conejos en las madrigueras que él no conociera a la perfección. Recitaba de memoria los propietarios de tal o cual finca en el presente y en el pasado. De memoria también polígonos, parcelas, hectáreas... todo eso que ahora consultamos vía internet estaba metido en la cabeza de Norberto.
Era recto en sus maneras y cumplidor de las normas, y no tenía amigos si había que denunciar de acuerdo a dichas normas. No trabajaba por el interés de los vecinos, sino por el orden general, basando sus actuaciones en esas reglas comunes a todos y que todos debían cumplir, para que el modo de vida se mantuviera.
Hombre de gran iniciativa, daba soluciones a los problemas, y ponía su conocimiento a disposición de la gente para resolver los asuntos del campo: "eso hay que preguntárselo a Norberto", se oía constantemente.
Como tantos oficios en la España de la posguerra, la responsabilidad del cargo no implicó nunca gran sueldo. Más bien al contrario. El Guarda Mayor se sentaba en la intimidad de su familia y "echaba" asientos de esparto, espuertas, serijos... porque una ayudita no venía mal.
Aquel hombre, con un solo ojo, tuvo la misión de vigilar y cuidar uno de los términos más extensos de la Comunidad de Madrid. Su profundo conocimiento del oficio, la responsabilidad de su cargo y su integridad profesional quedarán en la memoria de muchos.
Con él se va un oficio.