La revista Encomienda de noviembre de 2011 incluía un excepcional trabajo sobre el desaparecido retablo de la Iglesia de San Andrés de Villarejo, un documento inédito de nuestro paisano Luis Andrés Domingo Puertas que se publicó en dos partes. La segunda de ellas se incluyó varios años después en el número de enero de 2014. Hemos transcrito esos artículos al formato web con el objetivo de que se puedan leer cómodamente en cualquier dispositivo y puedan ser encontrados con los buscadores de Internet. Se incluyen las fotografías originales que se publicaron en su día en las revistas en papel.
El artículo original en PDF puede consultarse haciendo click en la imagen junto a estas líneas. Bajo este cuadro se puede leer la primera parte y este enlace lleva a la segunda.

Autorretrato de Pedro de Orrente
SOMBRAS Y CENIZA: EL RETABLO DE LA IGLESIA PARROQUIAL DE SAN ANDRÉS APÓSTOL DE VILLAREJO DE SALVANÉS
“Castilla miserable, ayer dominadora,
envuelta en sus andrajos desprecia cuanto ignora.”
Antonio Machado
Es España nación de extremos entre los cuales muchas veces, demasiadas, muere lo mejor de nosotros. Somos un país a la contra, un país donde cualquier cosa es motivo de agria disputa e irracional enfrentamiento, lucha que, en no pocas ocasiones, deriva en tragedia y acarrea graves pérdidas de todo tipo. Arrasar con todo, eliminar lo contrario, en una tierra donde paradójicamente lo antagónico no siempre es lo ajeno y el otro se parece mucho a nosotros. Demasiadas víctimas sangraron en el escenario de esta amarga tierra y muchos logros se ahogaron en destrucción por la ira y el desconocimiento. En estas líneas, me he propuesto tratar uno de estos casos, la destrucción del valioso retablo que presidía el altar mayor de la Iglesia Parroquial de San Andrés Apóstol, en el que se encontraban algunas de las mejores obras del pintor barroco Pedro Orrente, considerado el “Bassano español” por algunos estudiosos del arte.
Desde hace algunos años, conocía la existencia de un artículo que no había tenido ocasión de consultar y del que he logrado una copia recientemente. El trabajo en cuestión fue elaborado por el eminente estudioso del arte D. Enrique Lafuente Ferrari que lo publicó casi dos años después de la Guerra Civil en el número 48 del Archivo Español de Arte, revista editada por el Instituto Diego Velázquez, órgano que aún forma parte del Consejo Superior de Investigaciones Científicas. El título del trabajo –“Pedro Orrente y el perdido retablo de Villarejo de Salvanés”– ya nos da idea del destino sufrido por el retablo, pero la historia que precede y motiva su redacción no deja de ser curiosa y, al leerla e intuirla en las prudentes palabras de su autor, nos traslada a un inevitable estado de fatalismo anímico.
En el referido trabajo se reproducen las únicas fotografías que posiblemente existen de los lienzos pintados por Orrente para el retablo de Villarejo, pero, por desgracia, los medios de la época, las malas condiciones de realización y el forzado ángulo de la fotografía –a lo que hay que sumar los lógicos defectos de la impresión de las láminas en el papel– hacen prácticamente inapreciables los detalles de las obras comentadas por Lafuente Ferrari, circunstancia que el propio autor lamenta amargamente, por ser quizá el único testimonio de unos cuadros que representan lo mejor del periodo de madurez pictórica del artista murciano. No obstante, de uno de los cuadros –La adoración de los pastores– se conserva una copia de menores dimensiones e inferior calidad artística en el actual Museo de Santa Cruz de Toledo.
Las instantáneas fueron tomadas poco antes del ocaso de un día de finales de mayo de 1936, algo menos de dos meses antes del inicio de la Guerra Civil. Las inadecuadas condiciones de realización de las fotografías obligaron a valorar la posibilidad de volver más adelante a repetir las tomas, con mejores medios y mayor iluminación, pero en tal propósito se interpuso el estallido de la contienda y, en consecuencia, la desaparición del retablo y de los importantes cuadros que exhibía. El profesor Lafuente Ferrari lo dice claramente: “Pocos meses después los cuadros y el retablo entero habían dejado de existir y estas pruebas defectuosas que aquí se reproducen son lo único que puede salvar su memoria y servir para estudio y comparación con otras obras del autor” (p. 504).
Nacido en Madrid, el año 1898, Enrique Lafuente Ferrari es uno de los historiadores del arte español más importantes del siglo XX. En realidad, aunque perteneciera a una generación posterior, junto a los nombres eminentes de Manuel Bartolomé Cossío, Manuel Gómez Moreno y Elías Tormo, que fue su maestro, Lafuente Ferrari ha sido pieza clave en el empeño de dotar de contenido científico y altura crítica una disciplina como la historia del arte. A su dedicación y empeño por poner en valor el arte español debemos, en buena medida, el hecho de que hoy en día dispongamos de los únicos comentarios a las importantes obras pictóricas que un día adornaron el altar mayor de nuestra Iglesia Parroquial.
Iglesia de San Andrés de Villarejo de Salvanés en la actualidad. Enero 2021
Pero antes que él, en 1777, el viajero Antonio Ponz, en su obra Viage de España refiere lo siguiente en relación con la Iglesia de San Andrés “El altar mayor es bueno, y en él están repartidas las siguientes pinturas grandemente hechas por Perro Orrente: el Nacimiento del Señor, la Venida del Espiritu Santo, S. Ildefonso, que recibe la casulla de Nuestra Señora, y no me acuerdo de la otra. Las estatuas del Altar son bastante buenas, y las figuras que hay en los pedestales de las columnas, que me parecieron los Santos Doctores” (p. 169). En 1800, Juan Agustín Ceán Bermúdez enumera de nuevo las obras de Orrente en su Dicccionario, sin duda basándose en la información de Antonio Ponz. Y posteriormente, en 1828, Sebastián Miñano, en su conocido Diccionario dice lo siguiente: “El altar mayor es elogiado de los inteligentes; y sus 6 pinturas de Pedro Orrente son igualmente elogiadas de D. Antonio Ponz en sus viajes…” (p. 449).
En cuanto a la destrucción de los cuadros y del retablo de la Iglesia Parroquial de San Andrés, es posible que el conjunto fuese quemado, junto con otros enseres, fuera de la iglesia, tal y como sugieren algunas informaciones referidas por vecinos de Villarejo. Sin embargo, hay quienes sostienen que los cuadros fueron trasladados al Museo del Prado o a la ciudad de Toledo. Dicha suposición surge de en una confusión, dado que aunque existe un cuadro con el mismo nombre en el Museo de Santa Cruz de Toledo, no es más que una copia del que figuraba en el retablo de Villarejo. Por otro lado, también en el Museo del Prado se conserva otra obra de Orrente con el mismo nombre, pero no cabe duda, tras comparar la composición del cuadro con la fotografía tomada en el retablo de Villarejo, de que no se trata de la misma, sino de otra de menor calidad.
Pedro Orrente (Murcia, 1580-Valencia, 1645) fue un artista de gran éxito en su tiempo que fue admirado como seguidor de las fórmulas de los artistas venecianos, sobre todo en la realización de series de temas del Antiguo Testamento. Vivió en varias ciudades españolas, se trasladó muy joven desde su Murcia natal a Toledo, donde ya se encontraba en 1600. Durante su viaje a Venecia no sólo debió de aprender las maneras pictóricas de Bassano sino que, además, asumiría su concepción de la pintura como una actividad orientada al mercado. En este sentido será fundamental el tratamiento de los temas sagrados como escenas de género en las que aparecen animadas series de historias bíblicas en las que un gran número de personajes aparecen sumergidos en paisajes, acompañados por una profusión de animales y objetos cotidianos. Para realizar tan amplia producción, el pintor debió de contar con un obrador muy bien constituido, que repetía una y otra vez los modelos establecidos por el maestro. Esta circunstancia también explica las enormes diferencias de calidad que se pueden encontrar en las obras catalogadas de este artista.
Las obras pictóricas del retablo del altar mayor de la Iglesia Parroquial de San Andrés pertenecen a la etapa de madurez artística de Pedro Orrente y, según Enrique Lafuente Ferrari debieron componerse entre los años 1616 y 1617 o quizá algo después. El conjunto contaba con cuatro lienzos de gran tamaño, cuyos temas eran, en el primer cuerpo, La adoración de los pastores y La imposición de la casulla a San Ildefonso, y en el segundo, La venida del Espíritu Santo y La Asunción. El retablo disponía además de otros cuatro lienzos de pequeño tamaño que se encontraban sobre las hornacinas de cuatro imágenes de talla; los dos de la zona más baja representaban la Asunción y el Abrazo en la puerta dorada, mientras que de los de la parte alta se desconoce la temática por encontrarse prácticamente ocultos a la vista por el polvo y la oscuridad de las telas.
En relación con la construcción del propio retablo y la autoría del mismo, disponemos de una curiosa información extraída del Archivo Histórico de la Provincia de Toledo (Protocolo 2658, ff. 30 y 31) de la que se desprende que su construcción fue encargada al conocido arquitecto y retablista de la época, Toribio González de la Sierra. De dicho documento se desprende que, en 1602, Toribio González, asociado con Monegro, Miguel González, Juan Fernández y el escultor de Alcalá de Henares Francisco de la Torre, constituyó una compañía con el fin de abordar la construcción de la sillería y los retablos de varios templos, entre los que se citan el de Villarejo de Salvanés y el del Monasterio de Uclés. Carecemos de datos concretos sobre si la obra fue finalmente diseñada y ejecutada por los autores mencionados y las dudas que albergamos son fundadas pues sabemos que el retablo mayor del Monasterio de Uclés fue construido en realidad por Francisco García Dardero en 1668, según nos refiere también Antonio Ponz (1777: 160), y no por Toribio González de la Sierra.
En conclusión, Villarejo de Salvanés contó con un repertorio de obras pictóricas de arte sacro de primer orden en el Altar Mayor de las Iglesia Parroquial de San Andrés Apóstol. Obras que fueron realizadas en la segunda década del siglo XVII por uno de los artistas de mayor renombre de su tiempo, el pintor murciano Pedro Orrente. El trágico destino de dicho conjunto pictórico y del retablo que lo exhibía se suma al de otras tantas obras de arte y bienes del Patrimonio Cultural de nuestro pueblo que se han ido perdiendo por descuido o han sido destruidas por el resentimiento y la ignorancia, pasando a formar parte del limbo de sombras y cenizas en el que quedan tantos episodios para siempre ocultos de nuestra Historia.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
- CEÁN BERMÚDEZ, J.A. (1800): Diccionario histórico de los más ilustres profesores de Bellas Artes en España. Madrid, Tomo III.
- GONZÁLEZ ECHEGARAY, M.C. (1991): Artistas cántabros de la Edad Moderna. Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cantabria.
- LAFUENTE FERRARI, E. (1941): “Pedro Orrente y el perdido retablo de Villarejo de Salvanés”, Archivo Español de Arte, 48, pp. 503-516.
- MARIAS, F. (1985): La arquitectura del Renacimiento en Toledo, Madrid, Tomo II.
- MIÑANO, S. (1828): Diccionario Geográfico-Estadístico de España y Portugal, Madrid, Tomo IX.
- PONZ, A. (1777): Viaje de España, o Cartas en que se da noticia de las cosas mas apreciables y dignas de saberse, que hay en ella, Madrid, Tomo III.
- VALIÑAS LÓPEZ, F.M. (2005): La Navidad y las artes plásticas del Barroco Español, Universidad de Granada, Tesis Doctoral.
Luis Andrés Domingo Puertas
Historiador y Arqueólogo